Si estás leyendo esto es posible que hayas sentido que no eres lo suficientemente valorado en tu trabajo.
Inspirado en el podcast de la HBR y usando la experiencia que tengo como líder de equipos digitales, escribo este post con algunos consejos para dejar de ser invisible en el trabajo.
Es muy común que este problema pase más en profesionales que recién están empezando su carrera y es muchas veces provocado por la amplia competencia laboral que tenemos actualmente en el entorno, sumado a nuestras inseguridades.
Antes de comenzar, tengo que advertir que estos pasos solo servirán si no estás en un ambiente laboral tóxico. De ser ese tu caso, deberías pensar en abrirte a nuevas oportunidades profesionales donde seas más valorado. Para ambientes saludables de trabajo, lo más probable es que tengas un problema de visibilidad.
El paper The Dunning–Kruger Effect: On Being Ignorant of One's Own Ignorance, explica que las personas que tienen un rendimiento bajo, ni siquiera se dan cuenta que lo tienen porque no está dentro de su entendimiento enterarse de eso. Por otro lado, las personas que tienen grandes habilidades desarrolladas tienden a sentirse incapaces respecto a su competencia y terminan desconfiando de sus aptitudes. Esto solo es una palmada en la espalda para que te des cuenta que tu falta de valoración ahora, podría ser solo de confianza, propio de tu proceso de aprendizaje.
Una vez definido esto te cuento 5 puntos que pueden aumentar tu visibilidad, acompañados de algunos ejemplos que alguna vez me sirvieron:
Asume o involúcrate en proyectos que ayudan a mejorar tu exposición. Primero define lo que te apasiona y en lo que eres bueno. Pensando en tu desarrollo personal, estos proyectos solo te van a sumar crecimiento y muchas veces solo debes tocar la puerta de tu jefe y decirle:
“He visto que tenemos esta dificultad [...] y yo creo que podemos resolverlo de esta manera [...], puedo hacerme cargo/involucrarme en este proyecto. Me serviría y estoy seguro que puedo contribuir con mi conocimiento”.
Ojo que no tienes que descubrir la pólvora, a veces un excel es suficiente para solucionar un problema que tiene un área completa.
Pide feedback y asegúrate de entender qué espera tu jefe de ti. Entiendo que pedir feedback puede ser complicado. A nadie le gusta que le digan qué cosas está haciendo mal, pero tómalo como un desafío. Si nadie te dice en qué te estás equivocando, ¿cómo puedes mejorar? Un ex jefe que tuve solía decir: “Cuando el río está quieto, es cuando en cualquier momento puede traer piedras. Cuando suena, al menos estás preparado”
Una pregunta que siempre debes hacer a tu jefe es:
¿Qué estás esperando de mí? ¿Cómo puedo contribuir al equipo?
Aprovecha conversaciones casuales para alardear un poquito. Sírvete de esas conversaciones de pasillo o las que tienes al inicio de las videollamadas.
¿Cómo estás? ¡Súper! Acabamos de lanzar el proyecto de embajadores y ya tenemos nuestros primeros compartidos.
¿Cómo estás? Fue un lunes difícil, pero logramos sacar con éxito el programa y el área de logística está muy feliz con eso.
Seguro me vas a decir que puedes caer mal, pero es importante la actitud que le pongas. No lo vas a hacer con intención de hacer quedar mal a los demás, sino con el objetivo de ver si otras personas se suman a tu causa y le dan más visibilidad a sus proyectos.
Si tú no vendes lo que haces. ¿Quién lo hará por ti?
Construye una relación con tu jefe. Antes de ser jefe, es un ser humano con problemas y una vida después del trabajo. Trata de acercarte a él y aprender más sobre sus gustos. Eso te hará más visible y fortalecerá su relación.
Pregúntate siempre cómo puedes contribuir al desarrollo de tu área.
En este caso debes comenzar a adquirir ese olfato que te ayuda a identificar problemas. ¿Cómo hacer más eficientes los procesos, los costos y a las personas? Comunica esto, hazlos proyectos y vuelve al punto 1.
Ahora sí, cuéntame qué te parece este artículo. ¿Añadirías alguna recomendación?